EL CÁNTICO DE LOS 144000
Las Puertas de nueva Jerusalén o de Sion:
Benjamín
+= Hijo de la mano derecha; lobo rapaz [De
mañana busca su alimento por la tarde lo comporte,…].
(Gén. 35:18; Gén. 49:27; Deut 33:12; Sal. 62:2)
Consejos de personas que han llegado a esta puerta o
Bienaventuranzas a las personas que llegan a esta puerta:
“12Yo,
la sabiduría,
habito con la
cordura,
y hallo la
ciencia
de los consejos,…
32Ahora,
pues,
hijos,
oídme, y bienaventurados los que guardan mis
caminos.
33Atended
el
consejo,
y sed
sabios,
y no lo menospreciéis.
34Bienaventurado
el
hombre
que me escucha, velando a mis
puertas
cada
día,
aguardando a los postes de mis
puertas.
35Porque
el que me halle, hallará la
vida,
y alcanzará el favor de
Jesús.
36Mas
el que peca contra
mí,
defrauda su
alma;
Todos los que me aborrecen aman la
muerte.”
(Prov. 8:34-36)
“17¡Bienaventurada
tú,
tierra,
cuando tu
rey
es
hijo
de
nobles,
y
tus
príncipes
comen a su hora,
para reponer sus
fuerzas
y no para beber!”
(Ecle. 10:17)
“11Y
desde el
tiempo
que sea quitado el continuo
sacrificio
hasta la
abominación
desoladora, habrá mil doscientos noventa
días.
12Bienaventurado
el que
espere,
y llegue a mil
trescientos
treinta y cinco
días.”
(Dan. 12:11-12)
“35Estén
ceñidos vuestros
lomos,
y
vuestras
lámparas
encendidas;
36y
vosotros sed semejantes a
hombres
que aguardan a que su
señor
regrese de las
bodas,
para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.
37Bienaventurados
aquellos
siervos
a los cuales su
señor,
cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará
que se sienten a la
mesa,
y vendrá a servirles.
38Y
aunque venga a la segunda
vigilia,
y aunque venga a la
tercera vigilia,
si los hallare así, bienaventurados son aquellos
siervos.”
(Luc. 12:35-38)
¿Con que debemos ceñir los lomos,…?
“14Estad,
pues, firmes, ceñidos vuestros
lomos
con la
verdad,
y vestidos con la coraza de
justicia”
(Efe. 6:14)
“9Bienaventurados
los
pacificadores,
porque ellos serán llamados
hijos
de
Dios.”
(Mat. 5:9)
“37Considera
al
íntegro,
y mira al
justo;
Porque hay un
final
dichoso para el
hombre
de
paz.”
(Sal. 37:37)
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