El Cáliz
¿Cuál
es la porción del cáliz para los malos,…?
“6Sobre los malos hará llover calamidades; Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.” (Sal. 11:4)
¿Los
impíos se apresuran a beber el cáliz de la ira de Jesús y hasta el fondo lo
beberán?
“8Porque el cáliz está en la mano de Jesús, y el vino está fermentado, Lleno de mixtura; y él derrama del mismo; Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.” (Sal. 75:8)
¿Quién bebió
el cáliz de la ira de la mano de Jesús hasta los sedimentos y desde cuando ya
no la beberá más y cuales lo beben después de él?
“17Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano de Jesús el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos. 18De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió. 19Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará? 20Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación de Jesús, de la ira del Dios tuyo. 21Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino: 22Así dijo Jesús tu Señor, y tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás. 23Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.” (Isa. 51:17-23 Ver además Jer. 25:15-38)
¿El cáliz de Jesús sobre Edom, su descendencia, sus hermanos y
sus vecinos,… caerá perpetuamente?
“7Acerca de Edom. Así ha dicho Jesús de los ejércitos:
¿No hay más sabiduría en Temán? ¿Se
ha acabado el consejo en los sabios?
¿Se corrompió su sabiduría? 8Huid, volveos atrás, habitad en lugares
profundos, oh moradores de Dedán;
porque el quebrantamiento de Esaú traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.
9Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían dejado rebuscos?
Si ladrones de noche, ¿no habrían tomado lo que les bastase? 10Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré sus escondrijos, y no podrá esconderse;
será destruido su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de ser. 11Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas. 12Porque así ha dicho
Jesús: He aquí que los que no estaban
condenados a beber el cáliz, beberán ciertamente; ¿y serás tú absuelto
del todo? No serás absuelto, sino que ciertamente
beberás. 13Porque por mí
he jurado, dice Jesús, que
asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra, y todas
sus ciudades serán desolaciones
perpetuas. 14La noticia oí, que de Jesús había sido
enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid contra
ella, y subid a la batalla. 15He
aquí que te haré pequeño entre las naciones,
menospreciado entre los hombres. 16Tu arrogancia
te engañó, y la soberbia de tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas, que tienes la altura del monte, aunque alces como águila tu nido,
de allí te haré descender, dice Jesús. 17Y se convertirá Edom en desolación;
todo aquel que pasare por ella se asombrará, y se burlará de todas sus
calamidades. 18Como sucedió en la destrucción de Sodoma y de
Gomorra y de sus ciudades vecinas,
dice Jesús, así no morará allí nadie, ni la
habitará hijo de hombre. 19He aquí que como león subirá de la
espesura del
Jordán contra la bella y robusta;
porque muy pronto le haré huir de ella, y al que
fuere escogido la encargaré; porque ¿quién es semejante a mí, y
quién me emplazará? ¿Quién será aquel pastor
que me podrá resistir? 20Por tanto, oíd el consejo que Jesús ha acordado sobre Edom, y
sus pensamientos que ha resuelto sobre los
moradores de Temán.
Ciertamente a los más pequeños de su rebaño
los arrastrarán, y destruirán sus moradas con
ellos. 21Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará,
y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo. 22He aquí que como águila subirá y volará, y extenderá sus alas contra Bosra;
y el corazón de los valientes de Edom será en aquel
día como el corazón de mujer en angustias.” (Jer. 49:7-22; ver
también Isa. 34:5-17)
¿Los
que adoran a la bestia y a su imagen,…. beberá el vino de la ira de
Dios,… y quienes logran descubrir este misterio?
“9Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero. 11y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. 12Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:9-10)
¿Cuándo el ángel toca la séptima trompeta y derrama la copa por
el aire,… la gran ciudad es dividida en tres,… y la gran Babilonia
vino a la memoria de Dios, para darle el cáliz de del vino del ardor de su ira?
“17El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está. 18Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. 19Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. 20Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. 21Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.” (Apoc. 16:17-21)
¿La gran
Babilonia bebe en el cáliz que ella ha preparado el doble,… por ello se
invita a salir al pueblo de Jesús de ella,…?
“1Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. 2Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. 3Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. 4Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; 5porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. 6Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble. 7Cuanto ella se ha glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no veré llanto; 8por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga. 9Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, 10parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!” (Apoc. 18:1-10)
¿No
hay que dar a beber vino,… para ver la desnudez,… de su
prójimo,… porque ellos también beberán el cáliz de la mano derecha de
Jesús,…?
“15¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti, que le acercas tu
hiel, y le embriagas para mirar su desnudez! 16Te has llenado de
deshonra más que de honra; bebe tú también, y serás
descubierto; el cáliz de la mano derecha de Jesús vendrá hasta
ti, y vómito de afrenta sobre tu gloria. 17Porque la rapiña del Líbano caerá sobre ti, y la destrucción de las fieras te
quebrantará, a causa de la sangre de los hombres, y del robo de la tierra, de
las ciudades
y de todos los que en ellas habitaban.” (Hab. 2:15-17)