La pradera de junto al río, de junto a la ribera del
río, y toda sementera del río, se secarán, se perderán, y no serán más
¿Quiénes son como la hierba que se seca...
Tiene que temer por esto las ciudades de Judá?
“6Voz que
decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es
hierba, y toda su gloria
como flor del campo. 7La
hierba se seca, y la flor se
marchita, porque el viento de Jesús
sopló en ella; ciertamente como
hierba es el pueblo. 8Sécase la hierba, marchitase la flor; mas la palabra del
Dios nuestro permanece para siempre. 9Súbete sobre un
monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de
Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios
vuestro! 10He aquí que Jesús el Señor vendrá
con poder,
y su brazo
señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro. 11Como pastor apacentará su
rebaño; en su
brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará;
pastoreará suavemente a las recién paridas.”
(Isa. 40:6-8)
¿Quiénes
como la hierba verde llegan a secarse?
“1No te
impacientes a causa de los malignos, Ni
tengas envidia de los que hacen iniquidad.
2Porque como hierba serán pronto
cortados, Y como la hierba verde se secarán.”(Sal. 37:1-2)
¿Cuál
es una causa de que la tierra sea desierta y de que los pastizales del desierto
se sequen...?
“9A causa de los profetas mi corazón está quebrantado
dentro de mí, todos mis huesos
tiemblan; estoy como un ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de
Jesús, y delante de sus santas palabras.
10Porque la tierra está llena de
adúlteros; a causa de la maldición
la tierra está desierta; los pastizales del
desierto se secaron; la carrera de
ellos fue mala, y su valentía no es recta. 11Porque tanto
el profeta como el sacerdote son
impíos; aun en mi casa hallé su maldad, dice Jesús. 12Por
tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad; serán empujados, y
caerán en él; porque yo traeré mal sobre ellos
en el año de su castigo, dice Jesús. 13En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban en nombre de Baal,
e hicieron errar a mi pueblo de Israel. 14Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas; cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían las manos
de los malos, para que ninguno se
convirtiese de su maldad; me fueron todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra. 15Por tanto, así ha dicho
Jesús de los ejércitos contra aquellos profetas: He
aquí que yo les hago comer ajenjos, y les haré beber agua de hiel;
porque de los profetas de Jerusalén salió la
hipocresía sobre toda la tierra.. 18Porque
¿quién estuvo en el secreto de Jesús, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo
atento a su palabra, y la oyó? 19He aquí que la tempestad de Jesús saldrá con furor; y la tempestad que está preparada caerá
sobre la cabeza de los malos.
20No se apartará el furor de Jesús
hasta que lo haya hecho, y hasta que haya
cumplido los pensamientos de su corazón;
en los
postreros días lo entenderéis cumplidamente.”
(Jer. 23:9-15)
¿Si el
día de Jesús acontece se pierde ...la mies del campo, la vid esta seca,
perece la higuera, también el granado, la palmera, y el manzano; todos los árboles del campo se secaron; se extingue el
gozo de los hijos de los hombres... y Dios le manda que giman los ministros...
porque es quitada la ofrenda, las libraciones de la casa de vuestro Dios... que
tienen que hacer los ministros para que este día, que viene como destrucción
del todopoderoso no acontezca...y nunca el pueblo de Dios sea puesto en oprobio
entre las naciones,... sino que se aleje el del norte y le eche en tierra seca
y desierta su faz será hacia el mar oriental, y su fin al mar occidental...?
“11Confundíos, labradores; gemid, viñeros,
por el trigo y la cebada, porque se perdió la mies del
campo. 12La vid
está seca, y pereció la higuera; el granado también, la palmera y el manzano; todos
los árboles del campo se secaron,
por lo cual se extinguió el gozo de los hijos de los hombres. 13Ceñíos
y lamentad, sacerdotes; gemid,
ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa
de vuestro Dios la ofrenda y la libación.
14Proclamad ayuno, convocad a
asamblea; congregad a los ancianos y a todos los
moradores de la tierra en la casa de Jesús
vuestro Dios, y clamad a Jesús. 15¡Ay del día!
porque cercano está el día de Jesús, y vendrá como
destrucción por el Todopoderoso. 16¿No fue arrebatado el alimento de delante de nuestros ojos, la
alegría y el placer de la casa de nuestro Dios? 17El grano se pudrió debajo de los terrones, los graneros fueron
asolados, los alfolíes destruidos; porque se
secó el trigo. 18¡Cómo gimieron las bestias! ¡Cuán turbados anduvieron los hatos de los bueyes, porque no tuvieron pastos! También
fueron asolados los rebaños de las ovejas. 19A ti,
oh Jesús, clamaré; porque fuego consumió los pastos del desierto, y llama abrasó
todos los árboles del campo. 20Las bestias del campo bramarán también a ti,
porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego
consumió las praderas del desierto... 12Por eso pues,
ahora, dice Jesús, convertíos a mí
con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y
lamento. 13Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos,
y convertíos a Jesús vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo
para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. 14¿Quién
sabe si volverá y se arrepentirá y dejará bendición tras de él, esto es,
ofrenda y libación para Jesús vuestro Dios? 5Tocad trompeta en Sion,
proclamad ayuno, convocad asamblea.
16Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos,
congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17Entre la entrada y el
altar lloren los
sacerdotes ministros
de Jesús, y digan: Perdona, oh Jesús, a tu
pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad,
para que las
naciones se enseñoreen de ella.
¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? 18Y Jesús, solícito
por su tierra, perdonará a su pueblo.
19Responderá
Jesús, y dirá a su pueblo: He aquí yo os envío pan,
mosto y aceite, y seréis saciados de ellos; y
nunca más os pondré en oprobio entre las
naciones. 20Y haré alejar
de vosotros al del norte,
y lo echaré en tierra seca y desierta; su faz será hacia el mar
oriental (donde esta Edom y Moab y los hijos de Amón Isa. 11:14), y su fin al
mar occidental (donde están los filisteos Isa. 11:14); y exhalará su hedor, y subirá su pudrición, porque hizo grandes cosas.
21Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jesús hará grandes cosas. 22Animales
del campo, no temáis; porque los
pastos del desierto reverdecerán,
porque los árboles llevarán su fruto, la
higuera y la vid darán sus frutos.
23Vosotros también, hijos de Sion,
alegraos y gozaos en Jesús vuestro Dios;
porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia
temprana y tardía como al principio.
24Las eras se llenarán de trigo,
y los lagares rebosarán de vino y aceite. 25Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. 26Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jesús vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será
mi pueblo avergonzado. 27Y conoceréis
que en medio de Israel estoy yo, y que yo
soy Jesús vuestro Dios, y no hay otro; y mi
pueblo nunca jamás será avergonzado.”
(Joel 1:11-20; Joel 2:1-20)