Armas de Iniquidad
Veamos
que pasa a los que traen,… iniquidad como armas,… y son jefes o
tienen el poder,…
¿Los
que dilatan el día malo y acercan la silla de iniquidad,… y comen los corderos del rebaño, y
los novillos de en medio del engordadero,… y no se afligen por el
quebrantamiento de José,… irán a la cabeza de los que van a
cautividad,… porque se acerca el duelo de los que se entregan a los
placeres?
“3oh
vosotros que dilatáis el día malo, y
acercáis la silla de iniquidad. 4Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen
los corderos
del rebaño,
y los novillos de en medio del engordadero; 5gorjean al son de la flauta, e
inventan instrumentos musicales,
como David; 6beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos;
y no se afligen por el quebrantamiento de José. 7Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van
a cautividad,
y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres.” (Amos 6:3-7)
¿Los
que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana
la ejecutan, porque tienen el poder,… codician la heredad y la roban, y
casas y las toman,… a esta familia Jesús pensara sobre ellos un mal que
no sacara cuello,… y se levantara refrán contra ellos,… que diga: Del todo fuimos destruidos; él ha
cambiado la porción de mi pueblo, ¡cómo nos quitó nuestros campos! los dio y
los repartió a otros,…?
“1¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal,
y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen
en su mano el poder! 2Codician
las heredades,
y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.
3Por tanto, así ha dicho Jesús: He
aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis
erguidos; porque el tiempo será malo.
4En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de
lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de
mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros. 5Por tanto, no habrá quien a suerte reparta heredades en la
congregación de Jesús.” (Miq. 2:1-5)